A los mediocres que se esconden detrás de excusas como la de que “no hay dinero”, tengo que recordarles que cuando nosotros llegamos al gobierno, el 3 de julio de 1999, tampoco había una peseta en la caja y no por ello dejamos de hacer cosas. Pero con una gran diferencia con respecto a la situación actual, que entonces el presupuesto era de 6 millones de euros y ahora, pese a la crisis, es de 31 millones de euros, cinco veces más. Es evidente que con más dinero siempre se pueden hacer más cosas.

Pese a las limitaciones en los primeros días de gobierno, fuimos capaces de poner en marcha un plan de choque de limpieza, reorganizar el tráfico de las villas de Sanxenxo y Portonovo e impulsar mejoras en los colegios valoradas en 600.000 €. Sería largo de contar cómo pudimos hacer estas cosas y otras durante el verano de 1999, por lo que lo dejo para otra ocasión.

La sede de la Policía Local era un cuartucho oscuro y húmedo en los bajos del antiguo Concello, un edificio que daba pena. Servicios Sociales (y ahí está la gran Milagros para confirmarlo) estaba en otro cuartucho al lado de la Policía. En unos meses la Policía Local estrenó su actual sede y poco después Servicios Sociales se trasladó a un edificio propio, totalmente reformado, en Portonovo.

Una vez reubicados estos servicios, nos pusimos a trabajar para hacer posible la nueva Casa Consistorial. Primero, adquiriendo el terreno que tapaba al viejo Concello, de forma que la fachada principal del Consistorio diera a la avenida de Madrid. Posteriormente, diseñando y equipando un edificio moderno que, a diferencia del antiguo, nos representa dignamente, es amplio y accesible para discapacitados.

En los 4 primeros años hicimos el Centro de Día, el primero de titularidad municipal de toda Galicia. La primera guardería. Las bibliotecas de Portonovo y Vilalonga, que hasta entonces no tenían, y trasladamos la de Sanxenxo, que era pequeña y cutre, al Pazo Emilia Pardo Bazán. Se creó la Escuela de Música Municipal, el Centro de Arte y muchas otras actividades culturales; se invirtió un millón de euros más en mejoras de los colegios y se sustituyeron todas las marquesinas del municipio sin coste alguno para las arcas municipales. Hay un dato que lo dice todo: cuando llegamos al gobierno el gasto social del Concello era de 360.000 € anuales. Cuando lo dejé era de 4,9 millones de euros.

Sanxenxo pasó de tener 1 bandera azul (Silgar) a tener 11, con el esfuerzo que supuso lograrlo, convirtiéndose así en el municipio de España con más banderas azules. Dotamos de saneamiento y abastecimiento de agua a más de 2.000 viviendas del rural. Asfaltamos 60 km de pistas. Cambiamos la red de pluviales de las 3 villas. Renovamos los planos y material de promoción turística, se hizo el primer vídeo de promoción, la web y un stand propio para las ferias de turismo.

Además, hicimos proyectos importantes que los mediocres califican de faraónicos porque, sencillamente, ellos son incapaces de realizarlos. Como la piscina municipal, muy demandada. El Pazo Emilia Pardo Bazán. La mejora de las carreteras de Adina, Noalla, Padriñán y Nantes. La reforma de la calle principal de Vilalonga, su plaza y la carretera de la Iglesia. Además de dotar a Vilalonga de 50.000 m² de suelo para equipamientos en O Revel. El paseo marítimo de Baltar, la reforma de Rafael Picó, la avd. de Pontevedra y numerosas calles más de Portonovo. El paseo de Silgar, la avd. de Madrid, la rúa dos Barcos y Augusto González Besada en Sanxenxo. Incorporamos al patrimonio municipal A Telleira de Vilalonga, Pazo de Quintáns, Casa de Don Fernando, Casa do Priorato de Arra y el Parque Punta Vicaño, sin que hubiera que gastar 1 € de las arcas municipales. Además de la compra del puerto deportivo y la reforma de todo su entorno.

¿A cuál de estos proyectos renunciarían los que los califican de faraónicos? La respuesta es muy sencilla y se llama envidia.