Solo a un gobierno que no puede exhibir resultados concretos, que no ha hecho nada destacable en su primer año de gestión, se le ocurre hacer una auditoría sobre una decisión de hace 13 años cuando el líder de la oposición era el Alcalde. No sabemos si es una iniciativa del gobierno en su conjunto o una imposición de alguno de sus miembros acostumbrado a la difamación. Ya se sabe que hay políticos que, cuando les va muy mal, recurren a lo fácil que es difamar al rival.

El tripartito es libre de encargar una auditoría sobre la zona verde de la rúa das Cunchas. Pero si, finalmente, se demuestra que todo se hizo bien (y así fue, sin lugar a dudas), el gobierno debería comprometerse a pagar de su bolsillo el coste de esa auditoría. Porque disparar con pólvora ajena sale gratis y hacer partidismo con el dinero de los vecinos es muy fácil.

Pero el fondo de la cuestión es que el tripartito se ahoga en un vaso de agua porque no sabe cómo afrontar los 3 M€ de la expropiación, sin coger un euro del dinero de los vecinos. Próximamente les daremos alguna idea para resolver el asunto de forma muy satisfactoria para el interés de los vecinos de Sanxenxo.

Tampoco es novedad la tendencia a la exageración del tripartito. Cuando estaban en la oposición decían que la expropiación costaría, primero 47 M€ y luego 10 M€. Finalmente han sido 3 M€ y, aunque no se han cumplido sus negros pronósticos, el tripartito está igualmente desbordado. Entre otras razones, porque una cosa es predicar en la oposición y otra saber gestionar.