Hay concejales que como ya no gobiernan les interesa muy poco distinguir entre la institución del Concello (que nos representa a todos y por tanto deberíamos dejar fuera de la lucha partidista), de su interés legítimo, pero que responde exclusivamente a su partido. Pese a que han tenido dos años para mejorar el centro de día y la piscina, es ahora, cuando ya no gobiernan, cuando cuestionan el servicio de estas instalaciones.

Hay una concejala que no hizo nada para mejorar el centro de día porque siempre se ha mostrado más interesada en los asuntos “nacionalistas” que en la atención de los mayores. No hay problema, lo que ella no hizo lo haremos nosotros. A su jefe de filas tampoco le gusta el sistema de pago de la piscina. Es curioso que habiendo sido concejal de hacienda y, por tanto, tenía la competencia para haberlo cambiado, no moviera un dedo en dos años y sea ahora cuando se acuerda del tema. Da igual, lo que él no hizo lo haremos nosotros.

Otra concejala se atreve a presentarse como “la voz de los decepcionados con la política” ¡Toma populismo! ¿Y qué pasa con los muchos decepcionados que ella dejó? Tampoco nos debe extrañar, ella siempre tiene la mejor opinión sobre sí misma y la peor sobre los demás. Sin ir más lejos, yo soy el demonio con cuernos y rabo y ella la “defensora del pueblo”.

Asumimos las envestidas de estos concejales a los se les han olvidado demasiado rápido sus responsabilidades y les cuesta distinguir entre la institución y el gobierno. Al gobierno que nos metan toda la caña que quieran, pero que no mezclen a la institución. Para criticar y, sobre todo, hacerlo con sentido común también hay que esforzarse. Y no sé si están por la labor, la verdad.